Los balances me cuestan mucho. Pero siento que estando a 30 de diciembre son casi inevitables.
Soy bastante negativa y siempre empiezo por las cosas "malas" o "poco positivas", pero en cuanto empecé a pensar todo lo vivido este año me frené y dije "basta, empecemos por lo bueno".
Personalmente fue un año de mucho aprendizaje, aunque creo que todos los años tienen un poco de eso, este significó soltar. Mi hijo empezó el jardín y comenzó una nueva etapa en su vida, de a poco va entrando en este mundo y una intenta que lo haga de la mejor manera posible. También tuve que aprender a soltar el control y el confort y buscar nuevas maneras de encontrar mis espacios y mis tiempos. Todo gira un poco a su ritmo y no son fáciles los malabares entre la maternidad, trabajo, tiempo libre.
También fue un año de viajes. En familia y sola por primera vez. Lo que empezó como un "fin de semana de amigas" terminó con 15 días a Colombia. Una experiencia hermosa y súper rica. Junto con Gabi dimos un taller juntas en Bogotá y nos sumergimos en un retiro de técnicas ancestrales en Barichara junto a otras mujeres increíbles. Una experiencia hermosa, no sólo por el hecho de compartir, aprender y estar al lado de diferentes artesanxs, sino también por haber podido soltar el control e iniciar un viaje sin mi pareja e hijo. Obvio que se extrañó y me extrañaron, pero sobrevivimos sin ningún problema y eso es un montón. (Sí, les debo un texto sobre toda la experiencia vivida. Espero tenerlo listo pronto!).
Bueno, las cosas positivas van saliendo "fácil". El problema está cuando quiero hacer balance de lo laboral...
Si bien pude publicar un nuevo curso online y re editar otro, siento que no fue suficiente.
En mi cabeza tengo muchos proyectos e ideas que nunca termino de concretar. Todo el tiempo estoy postergando, siempre hay alguna otra cosa más urgente. Hace 3 años que me siento en una pausa eterna, como si estuviera en piloto automático. Y el tema de la maternidad vuelve otra vez. Me resulta tan difícil lidiar con mi trabajo y el hecho de ser madre y cuidar de otra persona. Los tiempos del bordado son lentos, calmos y mis tiempos de trabajo son cortos y fugaces.
Aún no entiendo cómo combinarlos, cómo hacer para que fluyan. Quizás pretendo algo imposible, quizás nunca van a ser compatibles.
En ciertos momentos me dejo llevar y veo cómo todo va "solucionándose" y las ideas se concretan, muy de a poco y con un paso muy lento. Es en esos momentos que quiero tomar el mando y manejar la situación, y ahí todo se vuelve a complicar. Sí, quizás la solución sea que "todo fluya" pero, cómo hacerlo?. cuando eso sucede me siento una espectadora y yo quiero ser la protagonista.
A veces pienso en dejar el bordado, dedicarme a otra cosa. Después me doy cuenta que con casi cualquier actividad sería complejo. Porque el problema no es el bordado ni la maternidad, el problema es mucho más profundo y social.
Para el 2023 deseo tiempo, tiempo calmo y sin prisa, tiempo de disfrute personal y laboral.
Tiempo para mí y para dedicarle a mi hijo, tiempo de juegos y de risas, tiempo de puntadas que me sigan conectando con lo que amo hacer.
Gracias 2022 por otro año de enseñanzas.
Bienvenido 2023, allá vamos.
Cris
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